viernes, 26 de febrero de 2010

UN SIMPLE ACCIDENTE LABORAL


Al hilo del terrible tema de la siniestralidad, ha llegado a mis manos un Documento que traslado a mis lectores con una reflexión…:estas cosas pasan y lo que vais a leer se convierte en lo mas injusto de la vida del “currante”. Aquello de que, lo que no te mata, cuando lo cuentas hace reír. Se trata de la explicación que por escrito, da a la Compañía de Seguros un albañil gallego. La Aseguradora no entendía la naturaleza del accidente y sus lesiones y le ruega al trabajador que se explique. Este caso fue juzgado en Pontevedra en Primera Instancia y este escrito es transcripción de una copia de la propia Aseguradora. El albañil dice así…:

Excelentísimos señores:
En respuesta a su petición de información adicional declaro que, donde mencioné…”TRABAJANDO SOLO Y SIN AYUDA” como causa de mi accidente me refería a que soy albañil desde hace 10 años y el día de los hechos me encontraba levantando un muro de ladrillos en el 6º piso de la obra de referencia, solo. Al terminar la tarea y habiendo sobrado unos 250 kilos de ladrillos, para evitar cargarlos a mano a la planta baja, decidí ayudarme de una Roldana (polea) que estaba fijada a una de las vigas de la planta sexta. Bajé y até un barril a una soga y, con la ayuda de la roldana, subí el barril hasta el sexto y até la soga a una de las columnas de la planta baja. Subí hasta donde estaba el barril y lo cargué con los ladrillos para después bajar y, desatando la soga de la columna, ir bajando la carga suavemente. Debo indicar aquí que mi peso corporal es de unos 82 kilos. Sorpresivamente, mis pies se separaron del suelo hacia arriba y debido al susto perdí mi presencia de ánimo sujetándome a la soga fuertemente y ascendiendo a gran velocidad. A la altura del tercer piso, me encontré con el barril que bajaba y no pude evitar el choque. Creo que es ahí donde me produje la fractura de cráneo. Pero continué subiendo hasta que mis dedos se engancharon en la polea lo que, no solo provocó la parada sino también las fracturas de los dedos y las muñecas. A esta altura de los hechos, había recuperado ya mi presencia de ánimo y seguí muy fuertemente aferrado a la soga mientras el barril se estrellaba contra el suelo y perdía la carga. Ya que dicho barril vacío debía pesar unos 25 kilos, por un simple principio comencé a bajar a gran velocidad encontrándome de nuevo con el barril que subía, a la altura del tercer piso. En este nuevo choque es donde debí producirme las fracturas de los tobillos y la nariz. Pero este choque disminuyó mi velocidad de caída y al estrellarme contra los ladrillos solo me quebré tres vértebras. Lamento informarles que, cuando me encontraba en el suelo, boca arriba y transido de dolores, perdí de nuevo mi presencia de ánimo y, sin poder moverme, solté la cuerda y observé como el barril se precipitaba hacia abajo, el cual, al caer sobre mis piernas, me quebró ambas tibias.
Esperando haber aclarado todas sus dudas sobre las causas de mi accidente, me despido atentamente.

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